A pesar del ruido que me rodea he logrado por fin en silencio escuchar esa brisa fresca que trae a cuestas noticias nuevas, su suavidad me permite aquietar mi alma, mientras que energías positivas se pasean por mi mente y me convencen de que los cambios muy pronto llegaran.
Justamente es en este preciso instante donde la impaciencia pretende carcomer las agujas de mi reloj mental y desbordar nuevamente los recuerdos de un pasado tormentoso, una fuerza infinita junto a una respiración pausada y profunda permite penetrar y purificar cada célula que conforma mi ser y tal cual muralla china aisla lo que puede causarme dolor.
Aun el control parcial y momentáneo de mis emociones conserva ese termómetro que puede llevarme del frío al calor en cuestión de segundos y es allí donde una nueva lección de vida gana protagonismo y me permite tomar el papel principal en la obra donde el guión concluye siempre en un final feliz.
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